sábado, 8 de octubre de 2011

La moda...

Esta semana ha llegado a mis manos el guión de un monólogo que particularmente me ha llamado la atención (cosa difícil ultimamente, pq hay cada monologo por ahí...q más q risa dan sueño), bueno, el caso esq me he sentido identificada y me ha caído en gracia, asiq quería compartirlo con vosotras pues pienso que más de una dirá: uy! si esto me paso a mí el otro día!
Se titula "La moda" y lo escribió el jefe de mi hermana (Álvaro) para ayudarla a hacer un trabajo de clase, (sí, las clases de mi hermana son muy divertidas...)
Espero que os guste!


Las mujeres somos víctimas de un complot urdido por mentes perversas que se reunen e un lugar secreto y deciden los que ellos llaman "tendencias de moda". ¿Quienes son? ¿Comonlo hacen?

Yo me imagino que llega Paco Rabanne y dice : "Veo, veo que este año se va a llevar el azul petróleo".
Y saltan a dúo Victorio y Lucchino: "Eso, eso. Y los jerseys sin mangas, pero de cuello alto."

¡Y date por jodida!. Porque la moda no es una industria ¡Es una secta! ¿Ustedes saben lo que son las fasionvictims? Son las mujeres que han caído en sus redes y ya no pueden escapar. Esas que cuando se acercan a un escaparate oyen voces en su cabeza: "El poder de la moda te obliga", "El poder de Dior te gobierna".

Realmente, yo me di cuenta del poder que tiene esta secta cuando intente comprarme un vestido rojo. Parece fácil, ¿verdad?, un vestido rojo, pues no. ¡Porque las tiendas están en el ajo! son las representantes de Dior en la Tierra. Y , claro, llego yo, y le digo a la dependienta:

- Buscaba un vestido rojo. Y me suelta:
- ¿Rojo? Este año no viene nada en rojo. Este año viene el azul petróleo.
- ¿Y ese rojo de ahí?
- Eso es la funda del extintor, pero si quieres te la saco.

¡Así es como empiezan las sectas: anulando tu voluntad! porque, de repente, me veo diciendo:
- Vale, sacame uno azul petróleo de la 38. Y, en ese momento, la dependienta me mira como se mira a un Seat Panda desde un Todoterreno:
- ¿La 38? Tú estarás entre la 40 y la 42.
Claro yo la miré a ella como diciendo: " Y tú estarás entre... y tonta del culo"
Pero le dije:
-Perdona, yo tengo una 38.
-No si ya. ¿pero es que este año la 38 viene ceñida, ¿sabes? Y es que ese es el segundo paso de la estrategia de la secta. Minarte la autoestima para poder dominarte mejor. Ahí, yo dije:
- Con esto no me pillan. ¡Yo me pruebo la 38 aunque me la tenga que meter a rosca!
Y claro, te miras al espejo y lo que ves es : Una morcilla. Una morcilla azul petróleo. Y digo yo: Si en todo el mundo un metro es un metro y un kilo es un kilo, ¿ Porque la talla 38 no es siempre la talla 38? Tu vas al Carrefur y la talla 38 se la puede poner King Africa y , sin embargo, te vas a Versace y la 38 no se la pone ni Melody.

Total, que hice lo que hacemos todas: Llevármelo. Si, Porque pensé lo que pensamos todas: "Así me obligo a  adelgazar". ¿Seremos idiotas? A las dos semanas te estás obligando a regalárselo a tu sobrina. ¡Es como comprarte unos zapatos del 34 para obligarte a que te encoja el pie!

Pero es que ese es otro de los síntomas de que estas entrando en la secta; someterte voluntariamente al sufrimiento físico. Aunque, a veces, cuando todavía no estas abducida del todo, consigues tener un momento de lucidez y decir: "No, no me lo llevo", Y, entonces esa enviada del mal que es la dependienta te dice la frase definitiva:
- Llévatelo, no seas boba, ¡que lo puedes devolver! ¡Y lo compramos!

Como lo puedes devolver. Eso es como comerte un trozo de moqueta: ¡como lo puedes devolver!. Así que volví a casa con mi vestido azul petróleo de la 38. Me lo pongo y le pregunto a mi marido:
- ¿Como me queda?
- Pequeño.
- ¿Si?¿Me marca mucho?
- Te va a hacer llagas.

Ahí me dije: "Anabel, contente. Esta es otra prueba. la secta de la moda quiere que rompas lazos con tu entorno". "No, no van a poder conmigo". Me lancé a la calle y no paré hasta que encontré en único vestido rojo que quedaba en toda la ciudad. Cuando lo vi, dije: "¡Me lo compro! ¡Que le den a Paco Rabanne. Y que Victorio le de a Lucchino!" ¡Ja! Y salí de la tienda triunfante con mi vestido rojo.

Pero la alegría me duró dos escaparates. Es algo que nos pasa a todas las mujeres. De repente se te viene el mundo encima: ...¿y que hago yo con un vestido rojo, si este año lo que se lleva es el azul petróleo? Oye, que no pude pegar ojo en toda la noche.
Así que cuando me levante dije: ¡Vale, esta bien! ¡Me rindo! me unté entera con vaselina para que me entrara el traje y me presente en la boda de mi amiga Jessi, vestida de azul petróleo.

Cuando llegué a la iglesia me encontré con que todas íbamos iguales. Allí había más azul petróleo que en una playa del golfo Pérsico. Ahí te das cuenta de que te han captado, has entrado en la secta, y a partir de ese momento honrarás a Victorio y Lucchino, no nombrarás a Chanel en vano y amarás a Dior sobre todas las cosas.



Y vosotras, ¿Con cual os quedáis?
Un beso, Natacha.

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